Las diferencias estructurales
observadas entre los cerebros de músicos y no músicos se hacen evidentes en el
engrosamiento de diversas áreas en aquellos sujetos con
entrenamiento musical, por ejemplo, la porción antero medial del giro de
Heschl, el cuerpo calloso, el plano temporal, además de cambios en materia gris
que implican una mayor plasticidad (Bermúdez et al., 2009; Luders, Gaser,
Jancke, & Schlaug, 2004). En dos estudios similares se compararon niños de
9 a 11 años (Norton et al., 2005; Schlaug, Norton, Overy, & Winner, 2005),
antes y después de un entrenamiento musical de 14 meses o sin adiestramiento
alguno. Se evaluó el rendimiento tanto en tareas relacionadas con la música,
por ejemplo, tamborileo de dedos (tapping), así como en aquellas sin relación,
por ejemplo, un test de vocabulario. Hallaron diferencias significativas entre
los sujetos que recibieron entrenamiento y los que no, en las evaluaciones
relacionadas con lo musical (Hyde et al., 2009; Norton et al., 2005; Seung et
al., 2005; Schlaug et al., 2005). Además, hallaron diferencias en el test de
vocabulario, una tarea no relacionada a la música, los cual indica una transferencia
entre aprendizajes y que el mejor desempeño en el área musical puede influir
sobre aprendizajes no relacionados específicamente a la música. Las diferencias
entre estos estudios y el Hyde et al. (2009; presentado en el párrafo
precedente), en el cual no había transferencia de aprendizaje, pueden deberse a
la edad en que fue realizada la evaluación en cada una de las investigaciones: 9-11
y 6 años, respectivamente. Ver más
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