miércoles, 16 de marzo de 2016

Competencias en inteligencia emocional



La atención interior y la atención hacia otros pueden ser vistas en términos de competencias de inteligencia emocional. Los dos primeros de los cuatro dominios de la inteligencia emocional (autoconocimiento y autocontrol) indican una saludable atención interior. Se manifiestan en aquellas personas que destacan en razón de su autoconocimiento como una confianza realista y una conciencia de sus puntos fuertes y sus limitaciones. El autocontrol se hace visible en el control de sus emociones (como, por ejemplo, mantener la calma y la claridad mental en situaciones de estrés o recuperarse rápidamente después de una de esas situaciones), en la adaptabilidad y en la capacidad de mantenerse alejado de las distracciones mientras persigue sus objetivos.
Además, un auto conocimiento bien desarrollado ayuda a las personas a sintonizar con las sutiles señales internas que representan la manera del cerebro de permitir a la mente conocer lo que dicta nuestra experiencia vital con respecto a una decisión sobre la que estamos meditando. Este mecanismo parece ser la vía por la que sentimos desde el primer instante hacia donde nos guían nuestros valores. La integridad y el sentido de la ética dependen de esta introspección: solo después de que la hayamos realizado, podemos expresar en palabras nuestros valores.
Una fuerte atención hacia otros, en el modelo de la inteligencia emocional, se refleja en los líderes como una sagaz empatía, sintiendo como perciben los demás el mundo (y así siendo capaz de expresarse en términos que ellos comprendan) y resonando con como otros se sienten en un momento determinado. De esta clara comprensión de los otros dependen competencias como el trabajo en equipo, la colaboración, la persuasión, la influencia, el manejo de conflictos y la capacidad de ser un buen instructor.
Estas destrezas personales son más importantes para un liderazgo efectivo que las capacidades puramente cognitivas como lo bueno que se pueda ser con los números. Claudio Fernández, consejero sénior en Egon Zehnder, analizó casos en los que empleados aparentemente ideales para puestos de responsabilidad acabaron siendo despedidos. Su conclusión fue que se les había contratado por su inteligencia y su experiencia en el negocio, pero se les despidió por deficiencias en inteligencia emocional. -Egon Zehnder, december 2013-

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